Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1858-1860 (Cortes de 1858 a 1863)
Sesión: 1 de marzo de 1859
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: n.º 65, 1.602 a 1.603
Tema: Presupuesto del Estado. Supresión del consulado de París

El Sr. SAGASTA: Se pide en esta enmienda que queden las cosas en París como estaban antes, ni más ni menos. De 1840 a 1843 se suprimió el Consulado general en París y se agregó a la secretaría de la Embajada. Así siguieron marchando las cosas, hasta que en un año que no recuerdo, pero que es bastante más acá de 1.843, se dio el nombramiento de cónsul general en París a una persona que seguramente no lo solicitó para ser cónsul, sino que era representante de otra persona en aquel país, y quería tener esa especie de salvaguardia. Desapareció, sin embargo, el [1.602] Consulado otra vez, y hasta ahora ha venido despachándose todo lo que hace relación al Consulado general en París por el secretario de la Embajada, sin que se haya echado de menos su falta; y la secretaría de la Embajada despachó corrientemente todos sus negocios valiéndose del vicecónsul que siempre ha habido en aquella ciudad. Y yo pregunto ahora a la Comisión: ¿ha hecho falta el Consulado general en París cuando no ha existido? ¿Se ha conocido entonces su falta? ¿No se han despachado corrientemente todos sus negocios por medio de la secretaría de la Embajada? Pues entonces, ¿a qué restablecer ahora el Consulado general en París? Señores, si no ha existido entonces, si no ha hecho falta, si no se ha echado de menos, es claro que cuando se ha restablecido no ha sido porque hiciera falta, sino por aquello de buscar destinos para personas; ni más ni menos.

Yo no sé quién va a ser nombrado cónsul general en París, porque yo no sabía siquiera que ese cargo se había restablecido. Pero según mis noticias, se ha restablecido después de mandar aquí el Gobierno los Presupuestos. Y pregunto yo: si el Gobierno no lo echó de menos al formar los presupuestos, y aun antes de formarlos, ¿cómo es que se ha notado la falta después? ¿Cómo creyó después que era necesaria una cosa que antes creyó que era innecesaria? Esto ya es una cosa grave. No se trata aquí de las partidas. Ya sé que 4.000 duros valen poco, atendido el presupuesto general del Ministerio de Estado; pero creo que importan mucho al país, cuando se gastan innecesariamente.

Demostrado, pues, que el Consulado general de París es allí innecesario, que se ha despachado perfectamente por la secretaría de la Embajada, queda demostrado que es innecesaria la partida que figura en el presupuesto para este cargo, que dicho sea de paso, no es corta; es excesiva además. Los Diputados de la Nación, que deben ante todo vigilar por sus intereses, no deben permitir de ninguna manera que figure en los presupuestos una partida que puede suprimirse, que debe suprimirse, que es justo que se suprima.

Creo que estas ligeras observaciones bastarán para que los Sres. Diputados admitan la enmienda que he tenido el honor de apoyar tan ligeramente.



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